Desde Ada Lovelace, que en 1842 escribió el primer algoritmo para una computadora, hasta Fei-Fei Li, científica informática experta en Deep Learning e inteligencia artificial (IA), promotora de la inclusión y la diversidad en el área STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), son muchas las mujeres que han contribuido con su trabajo al avance de las ciencias de la computación.
Sin embargo, actualmente, la ONU Mujeres afirma que ellas representan sólo un 22% de los trabajadores de inteligencia artificial a nivel mundial. En Latinoamérica, ese número disminuye a un 9,1 %, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo y la UNESCO.
En nuestro país, las investigadoras Claudia López y Gabriela Arriagada del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (CENIA), afirman que “el desarrollo de soluciones en esta materia carece de la amplitud y calidad de datos en fenómenos que afectan a las mujeres” motivando a redes de científicas a nivel global a impulsar un movimiento de “inteligencia artificial feminista”.
Todos estos datos demuestran la brecha de género en la adopción de la IA, no sólo en el área de trabajo, sino también en la vida cotidiana. La ONU Mujeres ya advierte que un 37% del género femenino ni siquiera tiene acceso a dispositivos digitales, un panorama que es incluso más complejo en los países en vías al desarrollo y de ingresos medios y bajos.
Por eso, es importante evidenciar que la falta de diversidad en el mundo de la tecnología, puede afectar de forma relevante el progreso de un país. Un hecho demostrado por la ONU, que afirma que el empoderamiento de la mujer estimula la productividad y el crecimiento económico.
En mi experiencia en el área de la biotecnología y la inteligencia artificial, la equidad de género atrae talentos y un mejor ambiente laboral en las organizaciones, al mismo tiempo que al haber mujeres en las directivas mejora el desempeño de las compañías, tal como lo reconoce la OIT. La UNESCO, por su parte, afirma también que su mayor participación apoya al crecimiento de las economías regionales.
Aunque, como en muchos otros campos, la mujer tenga que demostrar una vez más que pueden ser líderes en áreas como la inteligencia artificial, es necesario un cambio en las reglas del juego para frenar esta brecha.
Emprendimientos liderados por mujeres hacen que una startup sea más memorable en comparación a su competencia en el levantamiento de capital privado. Lo que hace falta es el compromiso de las instituciones de crear oportunidades para su capacitación e inserción en el mundo de la IA.
Cambiemos la mirada, para que mujeres de cualquier edad, en especial niñas y jóvenes que quieran entrar en este mundo, vean que es una realidad posible, desarrollen ideas nuevas, movilicen a los equipos de trabajo y dirijan sus propias empresas, aquí y en cualquier parte del mundo, creando e innovando a través de la ciencia y la tecnología.
Colaboración de Francia Navarrete Ingeniera en Biotecnología y COO de la startup Protera
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