En un contexto donde cada vez más compañías chilenas contratan plataformas tecnológicas en el extranjero —como Google, AWS, Shopify o HubSpot—, la gestión tributaria asociada a estos servicios se ha vuelto un terreno complejo. Si bien existen mecanismos legales para declarar estos gastos y recuperar parte del IVA, la falta de conocimiento y lo engorroso del procedimiento provocan que muchas empresas simplemente no lo hagan, incurriendo en un gasto tributario mayor al necesario.
Fue precisamente esta problemática la que dio origen a Wasabil, una solución tecnológica nacional que, desde hace poco más de un año, permite automatizar el proceso de declaración de servicios digitales internacionales. La herramienta integra dos frentes clave: por un lado, se conecta con las plataformas proveedoras de servicios, y por otro, con el Servicio de Impuestos Internos (SII), convirtiendo las facturas extranjeras (invoice) en documentos tributarios válidos en Chile. “Es un proceso que antes era manual, lento y muchas veces mal hecho; ahora, las empresas pueden cumplir con la normativa y al mismo tiempo obtener beneficios tributarios concretos”, explica Benjamín Pérez Pereira, fundador de Wasabil.
Según detalla Pérez, el origen de esta innovación fue vivido en primera persona. “Surgió como respuesta a un problema que enfrentábamos en nuestra empresa anterior”, señala, subrayando que no se trataba solo de una idea técnica, sino de una necesidad real sin una solución clara en el mercado.
Actualmente, la plataforma de Wasabil opera con tres líneas de productos. El primero es la facturación electrónica, una herramienta transversal que toda empresa necesita, aunque más estandarizada. El segundo —y su principal diferencial— es la automatización para declarar gastos en servicios digitales extranjeros, su eje central de trabajo. La tercera línea apunta al eCommerce, con funcionalidades pensadas para fortalecer la gestión contable y tributaria de tiendas digitales y negocios en línea.
Desde startups a agencias digitales
El público objetivo de esta propuesta está compuesto principalmente por empresas chilenas que contratan servicios digitales en el extranjero. Esto incluye desde startups y agencias digitales hasta pymes en crecimiento o compañías que operan con modelos de negocio intensivos en software como servicio (SaaS). En general, son organizaciones que buscan eficiencia, cumplimiento normativo y ahorro tributario, pero sin destinar recursos excesivos a tareas administrativas.
Además del componente tecnológico, la propuesta incluye un enfoque de accesibilidad y democratización del conocimiento tributario. Muchas empresas, sobre todo en sus primeras etapas, no saben que este beneficio existe o lo asocian erróneamente a grandes compañías. “Es una ineficiencia estructural: hay miles de empresas que podrían pagar menos impuestos, pero simplemente no tienen la información ni las herramientas para hacerlo”, afirma Pérez. La solución, dice, pasa por simplificar sin trivializar, y por convertir un proceso complejo en uno posible.
Uno de los principales obstáculos que busca resolver esta herramienta es el desconocimiento. Muchas empresas no saben que pueden declarar correctamente estos gastos para rebajar el impuesto a la utilidad, ni que hacerlo les permite recuperar el IVA. La consecuencia es concreta: pierden un beneficio legal que podría traducirse en millones de pesos mensuales. En ese sentido, esta automatización tributaria no solo facilita el proceso, sino que democratiza el acceso a una gestión más eficiente.
Actualmente, la iniciativa se proyecta como una herramienta clave para empresas que operan con plataformas globales, en un entorno donde los servicios digitales son cada vez más transversales. En paralelo, su fundador, Benjamín Pérez, cursa un MBA en Babson College enfocado en emprendimiento, con el objetivo de escalar aún más la propuesta. «Me entretiene materializar ideas y ver cómo agregan valor al cliente», señala, reafirmando su convicción de que las soluciones tecnológicas bien ejecutadas no solo resuelven problemas, sino que generan impacto real.
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