Como siempre se ha sostenido, la privacidad en la industria tecnológica es una delgada línea que se cruza al momento de aceptar ciertos servicios gratuitos, y ya se sabe lo que ocurre cuando eres usuario de Facebook y su escándalo de Cambridge Analitíca que lo llevó a sentarse frene al banquillo de los acusados frente al Congreso de EE.UU.
Y ninguna firma se salva, pues Google ha recibido sendas multas, especialmente en Europa, por traspasar esa misma línea a cambio de ofrecer cuentas de correo o a veces simplemente, algún mega adicional de almacenamiento, y eso no lo desmiente nadie, incluso la firma más respetada en términos de privacidad hacia los usuarios, Apple, se ha visto envuelta en luchas judiciales con el FBI para no permitirle acceder a los datos de iPhones usados por terroristas.
Pero Apple también ha cruzado ese umbral con su asistente Siri, y si en algún momento Amazon fue acusada de que sus dispositivos Alexa grababan conversaciones de sus usuarios y que luego eran transcritas por un equipo destinado para ello, el año pasado los usuarios aprendieron a través de un denunciante Thomas le Bonniec, que trabajó para las oficinas de Apple en Cork, donde transcribió las solicitudes de los usuarios en inglés y francés.
Más tarde renunció al trabajo en el verano de 2019 debido a preocupaciones éticas, pero que confirmó que los contratistas de Apple también escuchan regularmente las grabaciones confidenciales realizadas a través de Siri.
Estas grabaciones son solo una parte de una pequeña porción de datos grabados a través de Siri que finalmente se envían a terceros para su revisión y si bien, según los informes, Apple utiliza estos datos para mejorar Siri y su dictado, la realidad es que esos datos son accesibles para los humanos.
le Bonniec le ha señalado al medio británico The Guardian que Apple opera en un área que es claramente moral y legalmente gris, y que han estado haciendo esto durante años a gran escala.
Por cierto, se espera que Apple se pronuncie al respecto.
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